Julio fue el mes con menos lluvias en 60 años; ahora los mexicanos esperan que la temporada de huracanes les rescate de la escasez de agua
La situación es tal que se escuchan frases que se creerían, en otras circunstancias, fuera de lugar. Hay autoridades que esperan que los huracanes se dirijan hacia México. La mitad de las 21,3 millones de hectáreas que hay en el país dependen de la temporada de lluvias, informó el director para desarrollo rural de la Secretaría de Agricultura, Víctor Zelaya del Toro. Señaló que algunos productores han disminuido su producción hasta en un 30%. Además, están los que ya han perdido todo, que según el funcionario representan un 2% del cultivo nacional.
El optimismo oficial pide esperar unas semanas más para ver la lluvia, hasta septiembre, cuando normalmente termina la temporada de huracanes. La Confederación Nacional Campesina, sin embargo, calcula que se podrían perder los cultivos de una tercera parte del total de la superficie cultivable del país y advirtió de que 10 millones de cabezas de ganado padecen sed.
En Jalisco, el Gobierno local teme lo peor: si la situación no mejora, podrían perderse la mitad de las cosechas, según explica el secretario de Desarrollo Rural, Álvaro García. Los jaliscienses son los segundos productores nacionales de maíz de todas las clases, y los primeros de maíz blanco, un alimento fundamental en la dieta mexicana. Ahí también se produce casi la quinta parte de la leche y uno de cada dos huevos.
"En zonas como la de Jalisco y el Estado vecino de Aguascalientes, donde se produce el 20% de la leche que consume todo el país, la producción de leche está un 30% por debajo de lo normal y está un 25% más caro", explica Vicente Gómez Cobo, vicepresidente del Consejo Nacional Agropecuario y presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos lecheros. "Los efectos de la sequía además se reflejarán el próximo año, pues por la falta de agua el ganado se preña menos y esto causará que se produzca menos leche"
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Pero no todo el problema cae del cielo. Alguos especialistas señalan que, si bien es cierto que parte del problema se deriva de que ha llovido no sólo poco sino de manera atípica -en algunas zonas tradicionalmente áridas como Chihuahua o la región fronteriza del Río Bravo las presas están a reventar, mientras que en Jalisco, Michoacán, Puebla y Tlaxcala están en sus límites inferiores-, el problema también responde a la cultura del cuidado del agua en México.
Felipe Arreguín, subdirector de la Comisión Nacional del Agua, señala que el 36% del agua potable se pierde en el laberinto de viejas redes de tubería antes de llegar a usuarios que, sobre todo en la ciudad de México, carecen del hábito del cuidado de ese líquido. Las autoridades de la capital mexicana han empezado a combatir esta situación aumentando las cuotas de consumo y poniendo en práctica un agresivo programa de multas. "Sí, es una situación crítica", reconoce García. "Se pierde casi el 80% del agua que va de la presa al cultivo", comenta. Es decir, igual que en las ciudades, en el campo la red de distribución es un enorme colador. García explica que, por primera vez en 17 años, están construyendo presas porque "ya no podemos seguir dependiendo del temporal, de la Virgen de Zapopan o de los santos de los pueblos. El mundo ha cambiado, tenemos que tecnificarnos".