Una persona murió y nueve enfermaron tras recibir "vacuna" contra Sida y cáncer

“Era hipertensa, pero fue a donde el médico naturista porque sentía dolores en las articulaciones. Fue a la consulta el sábado 4 y murió el día 7. Cuando vino a mi casa, ya su rostro se le veía cambiado. Lucía que era otra persona. Le pregunté: ‘ ¿Ya vienes o vas?’. Ella me dijo: ‘Vengo’. Pero lo que a mi me entraron fue el Diablo”.Vestida de negro, con un luto que refleja su entristecido estado de ánimo, Aracelis Suárez de la Cruz, recuerda las palabras de su madre, Ana Mercedes de la Cruz, de 63 años de edad, que falleció después que un supuesto médico naturista, traído a Rancho Arriba, San José de Ocoa, desde Puerto Plata, por un primer teniente del Ejército, le inyectara un medicamento desconocido.

La llegada del naturista, a quien todos identifican sólo con los sobrenombres de “Rafael” y “Rafaelito”, se promovió como un “operativo médico” en la casa de la señora Olga (Olguita) Morfa, donde se realizaron las consultas el pasado sábado 4 de abril. Además de la mujer fallecida otras nueve personas recibieron la misma inyección y en la actualidad todas presentan hematomas en las nalgas, se movilizan con dificultad y están impedidas de trabajar, mientras reciben asistencia hospitalaria.

El día del “operativo” los pacientes acudieron desde tempranas horas de la mañana a la casa de Olguita Morfa, marcada con el número 84 de la calle Francisco Alberto Caamaño Deñó. La señora que promovió el operativo en la comunidad también recibió la vacuna, al igual que su hijo Ericson Castillo. Ambos se encuentran entre las víctimas de la sustancia desconocida que se vendía a los pacientes como la solución a todos los males de salud, empezando por el VHI-Sida, la artritis, el reumatismo y el cáncer.

“Nunca en mi vida había escuchado de un naturista inyectando, porque ellos están en contra de los productos químicos”, cuenta Aracelis Suárez de la Cruz, quien trabaja como enfermera para Salud Pública.

Explica que luego de recibir la vacuna, su madre estaba sudorosa y desanimada, por lo que tuvieron que llevarla al hospital municipal de Rancho Arriba, a las 9:30 de la noche. Su fallecimiento se produjo en la madrugada del lunes 7 de abril.La noticia de la muerte de la señora Ana recorrió la zona de Rancho Arriba, donde residen unos 11,000 habitantes, que al irse enterando entraron en pánico.

Federico Soto, jefe de Enfermería y Epidemiólogo del hospital del pueblo, explica que la paciente llegó con padecimientos de “vómitos, diarreas y sudoración”. “Tenía la presión por debajo de lo normal, en 90-60, y lo correcto para su edad y para una persona hipertensa debía ser 90-130”.

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