Funcionarios de las Naciones Unidas advierten llegó la hora cero para enfrentar el VIH/SIDA

SANTO DOMINGO, DN.-En América Latina y el Caribe sólo la mitad de las mujeres embarazadas recibe pruebas de VIH y menos del 36 por ciento de aquellas que están infectadas tienen acceso a servicios para prevenir la transmisión vertical de madre a hijo del virus.
La revelación fue hecha por la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Mirta Roses Periago, y los directores regionales del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Nils Kastberg, del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el SIDA (ONUSIDA), Cesar Antonio Núñez, y del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Pedro Medrano.
advirtieron que ese evento constituye la Hora Cero del VIH, y pidieron a los gobiernos de la región que asumen su responsabilidad frente a esa problemática.
“Aunque la región ha visto grandes avances en la ampliación de la atención y tratamiento para adultos, sigue rezagado el acceso de niños y niñas a la atención y tratamiento –aun cuando el VIH avanza más rápida y agresivamente en los niños que en los adultos.
A continuación, el texto íntegro de la declaración:
Es hora de romper el silencio
Hace menos de un año, durante el Congreso Centroamericano sobre el VIH/Sida en Nicaragua, más de 100 adolescentes nos enfrentaron diciendo que nunca les habían hablado sobre el virus del VIH y como protegerse del contagio.
Ese silencio de sus padres, maestros, guías espirituales y demás adultos que los rodean tiene consecuencias mortales. Al inicio de la epidemia hace unos 25 años, pocos habrían predicho que los niños y jóvenes constituirían el grupo más afectado por la propagación de la enfermedad.
Sin embargo, miles de niños y niñas -7.500 solo en el 2007- fueron infectados con el virus porque sus madres eran seropositivas y se los transmitieron durante el embarazo, trabajo de parto, alumbramiento o amamantamiento; una tragedia prevenible con un simple examen y tratamiento indicado. Más de 55.000 niños y niñas menores de quince años y 400.000 jóvenes de entre 15 y 18 años vivían con el VIH en 2007.
Además el número de huérfanos a causa del Sida aumentó significativamente en los últimos años. La orfandad es solo un aspecto del impacto del Sida en la niñez. Otros niños y niñas se vuelven vulnerables por tener padres enfermos, por ser discriminados porque familiares tienen el VIH o por estar ellos mismos viviendo con el VIH.
En estos días tenemos una oportunidad única para romper el silencio en torno al VIH/Sida. Más de 15,000 científicos, líderes comunitarios, médicos y expertos en políticas del mundo entero se congregaron en la ciudad de México para explorar las cuestiones críticas y los próximos pasos a tomar en la respuesta global frente al VIH durante la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida, la primera en realizarse en América Latina. Por primera vez, los ministros de educación y salud de la Región se han reunido para discutir cómo encarar la pandemia en sus países y comprometerse a integrar la educación sexual en los programas de educación primaria.
Prevenir nuevas infecciones es clave para detener esta pandemia. Sin embargo, a muchos niños, niñas y adolescentes se les sigue negando el derecho al acceso a información que les enseñe a protegerse y a los servicios necesarios para la prevención ante el VIH. Una encuesta realizada entre jóvenes de diferentes países de la región reveló que solo 4 de cada 10 adolescentes y jóvenes creían estar bien informados sobre el VIH.
La falta de información, sumada al machismo prevalente en nuestras sociedades y la violencia basada en el género dentro de los hogares, las escuelas, los lugares de trabajo y otros entornos sociales, aumenta los riesgos de infección de las adolescentes y mujeres.
Hasta hoy, en América Latina y el Caribe solamente la mitad de las mujeres embarazadas reciben pruebas de VIH, y a menos del 36% de aquellas infectadas con el VIH se les ofrecen servicios para prevenir la transmisión del VIH de madre a hijo.
Aunque la región ha visto grandes avances en la ampliación de la atención y tratamiento para adultos (62% de los adultos en necesidad de tratamiento recibieron ART en 2007), sigue rezagado el acceso de niños y niñas a la atención y tratamiento –aun cuando el VIH avanza más rápida y agresivamente en los niños que en los adultos. La falta de acceso a terapia antirretroviral les costó la vida a 4.300 niños menores de quince años en el 2007.
Aun así, hay razones para ser optimistas, pues 16.571 niños y niñas con VIH recibieron tratamiento antirretroviral en 2007, comparado con 10.628 en 2005 –un aumento de 56%.
En estos días, los ojos del mundo están dirigidos a nuestra región. La conferencia de México es un hito histórico y esta atención nos obliga a mirar a la pandemia del Sida a la cara. Nosotros, los adultos, crecimos en un mundo sin VIH. Nuestros hijos nacieron en un mundo donde el virus es una realidad y exigen tener acceso a información, servicios y oportunidades para prevenir la infección y llevar vidas saludables.
La responsabilidad de los gobiernos para garantizar el cumplimiento de los derechos y la protección de sus ciudadanos más jóvenes y promover acciones de prevención, acceso a servicios y tratamiento, es crucial e impostergable para detener la propagación del VIH en América Latina y el Caribe.
Pedimos al presidente Calderón de México, anfitrión de esta gigantesca movilización, llevar a sus colegas el mensaje de que es hora de romper el silencio en torno al VIH/Sida y de cumplir los compromisos de la Cumbre del Milenio. La conferencia internacional sobre el Sida en México marca la hora cero para América Latina y el Caribe y su respuesta a la pandemia del Sida. Asumamos esta responsabilidad con liderazgo, pasión y coraje. Hagamos realidad el derecho de nuestros hijos a saber cómo protegerse.

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