El presidente Leonel Fernández persiste en su promesa de que el 27 de febrero próximo el país será testigo de la primera prueba en operaciones del controvertido Metro de Santo Domingo, poniendo contra la pared a muchos de los ejecutores del proyecto que a media voz musitan dudas sobre el ejercicio, aunque ante la prensa suscriban las palabras del mandatario.
Por ejemplo, el ingeniero Leonel Carrasco, subdirector de desarrollo, afección y evaluación de la Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), es de los que manifiesta cierto escepticismo sobre la prueba, al mismo tiempo que asegura que esa primera prueba se dará, “aún si hay que montar al presidente en los vagones sobre la línea de prueba y lo movamos sólo cinco metros”.
Claro que no será a moverse cinco metros a lo que aspira el presidente Fernández cuando anunció la gran prueba del llamado “tren de la felicidad y del progreso”.
Entre las razones que aduce Carrasco para su reticencia se encuentran las frecuentes lluvias que han estado cayendo sobre el país que han provocado serios atrasos en algunas de las obras del metro, sobre todo en el parque de trenes y mantenimiento y otras infraestructuras en el área de la propia estación de La Isabela (antigua Cementera), donde ahora se encuentran las oficinas de la OPRET.
“Nosotros no podemos dar seguridad absoluta, pero estamos trabajando para mantener esa fecha, a pesar de que estamos supeditados a muchas eventualidades, como el clima, que nos tiene en ascuas, porque ha estado lloviendo como si fuera verano”, explica Carrasco.
Por ejemplo, el ingeniero Leonel Carrasco, subdirector de desarrollo, afección y evaluación de la Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), es de los que manifiesta cierto escepticismo sobre la prueba, al mismo tiempo que asegura que esa primera prueba se dará, “aún si hay que montar al presidente en los vagones sobre la línea de prueba y lo movamos sólo cinco metros”.
Claro que no será a moverse cinco metros a lo que aspira el presidente Fernández cuando anunció la gran prueba del llamado “tren de la felicidad y del progreso”.
Entre las razones que aduce Carrasco para su reticencia se encuentran las frecuentes lluvias que han estado cayendo sobre el país que han provocado serios atrasos en algunas de las obras del metro, sobre todo en el parque de trenes y mantenimiento y otras infraestructuras en el área de la propia estación de La Isabela (antigua Cementera), donde ahora se encuentran las oficinas de la OPRET.
“Nosotros no podemos dar seguridad absoluta, pero estamos trabajando para mantener esa fecha, a pesar de que estamos supeditados a muchas eventualidades, como el clima, que nos tiene en ascuas, porque ha estado lloviendo como si fuera verano”, explica Carrasco.

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