Las autopsias de los cadáveres de 16 de los pasajeros del Airbus-330 de Air France que cayó al Atlántico el 1 de junio con 228 personas a bordo revelaron ayer que no presentan quemaduras, un dato que descartaría la posibilidad de que el avión hubiese explotado en vuelo. La mayoría de los cadáveres estaban desnudos debido a que la fuerza del viento habría arrancado su ropa, lo que según informaciones de la cadena Globonews TV y del periódico Estado de São Paulo refuerza la hipótesis de que el avión se rompió en pedazos en el aire antes de caer al mar.
Hasta ayer habían sido hallados 50 cuerpos del vuelo AF447, según la Marina y la Fuerza Aérea de Brasil, que coordinan las operaciones. La búsqueda de cadáveres y de los restos del avión continuó en una jornada en la que las condiciones climáticas eran más favorables que en días anteriores y permitieron recuperar tres cuerpos más.
Por su parte, la Marina francesa está tratando de localizar las cajas negras del avión, que, junto con las autopsias, son las piezas clave para averiguar la causa del accidente, que deberá ser finalmente establecida por las autoridades de Francia.
El oficial de la Fuerza Aérea brasileña Ramón Cardoso explicó que el hecho de que los cadáveres y los restos del avión se encuentren tan lejos de la costa brasileña dificulta las operaciones, para cuya conclusión no se ha planteado una fecha límite.
El director general de Airbus, Fabrice Brégier, aseguró ayer en una entrevista publicada por el diario francés La Dépêche du Midi que sus aviones son "seguros", tras las dudas surgidas sobre la implicación de los sensores de velocidad en el accidente, en consonancia con las declaraciones de la Oficina de Investigaciones y Análisis, responsable de las pesquisas. "Nuestros aviones son seguros. Lo afirma la Agencia Europea de Seguridad Aérea, lo afirman nuestros clientes", declaró Brégier, en la primera reacción de un directivo de Airbus tras el accidente del vuelo AF447.