sábado, febrero 07, 2009

"Durmiendo con su enemigo", Israelitas y Palestinos conviven juntos

Paseaba por el mercado con la mirada perdida. No veía a nadie, pero los que le rodeaban no podían quitarle los ojos de encima. Unos por mandato, otros por solidaridad. Apenas llegaría a la veintena. Sus 'escoltas' lo llevaban del brazo, como se agarraba antiguamente a las novias. "Esto ocurre a diario", dice un vecino de la localidad palestina de Hebron.

Era una de las 900 detenciones que ha vivido una de las ciudades más grandes de Cisjordania. Precisamente la población palestina con más arrestos en 2008, según fuentes diplomáticas. Una veintena de soldados protagonizaron una operación que muchos palestinos califican de arbitraria. Otros lo tienen más claro: "El Ejército les ofrece beneficios y los vecinos se autoinculpan de delitos que muchas veces son mentira", confiesa Sadek, un médico palestino.

La redada ocurría a escasos metros del asentamiento israelí de Hebrón, uno de los muchos que pueblan Cisjordania. Según el Comité israelí contra la demolición de casas (ICAHD, en inglés) los asentamientos suponen un 25% del territorio de la Franja. En ellos habitan más de 450.000 colonos y están subvencionados y protegidos por el Gobierno hebreo.

Estos asentamientos suelen estar aislados de su entorno. Son como grandes urbanizaciones fortificadas y, en muchos casos, autosuficientes. La gran mayoría están conectados por carreteras de utilización exclusiva para ciudadanos israelíes. Podría decirse que representan la separación que mantienen dos pueblos que están condenados a convivir.

El de Hebrón no puede decirse que sea un asentamiento ortodoxo. Su situación supera toda lógica. No está a las afueras de una gran ciudad, como suele ser lo habitual. La población judía de Hebrón vive literalmente encima de la población palestina. En la misma casa, bajo el mismo techo y con la misma electricidad y agua; ambas, controladas por las autoridades israelíes.

Mustafa es uno de los "incómodos vecinos palestinos". Explica que la ocupación israelí ha perjudicado mucho al comercio en la ciudad y, al levantar la cabeza, aparece la explicación. Las calles del centro de Hebrón están cubiertas con rejas para evitar que los "inquilinos" del segundo piso lancen objetos a los vecinos del bajo o los transeúntes. Ladrillos, piedras, sillas y alguna que otra mesa son algunos de los objetos que aparecen en el curioso mosaico palestino.

Los colonos israelíes viven absolutamente aislados de la población palestina. Las entradas a sus casas dan al lado contrario que las de sus cohabitantes. Normalmente lo hacen a calles cerradas por el Ejército israelí a tal efecto. Si tienen que desplazarse entre viviendas, lo hacen por pasarelas aéreas. La zona interior del asentamiento está cerrada por una puerta vallada de dos metros y, normalmente, por varios soldados israelíes.

Un templo, dos religiones

Pero Hebrón, como muchas de las ciudades de Tierra Santa, posee un templo sagrado para las dos religiones. Es el templo de Abraham o Ibrahim, según el culto judío o islámico. Como la antigua mezquita sólo tenía un piso, las autoridades israelíes han decidido dividirlo transversalmente. Unos biombos separan el Corán de la Torah. Ambas partes también disponen de controles de seguridad diferentes aunque ambos controlados por el Ejército hebreo. Indispensables después de que un colono, el doctor Baruch Goldstein, entrara en la zona árabe en 1994 y asesinara a tiros a 29 palestinos.

Unas 120.000 personas componen esta ciudad palestina calificada como 'A', es decir, que las competencias civiles y de seguridad competen exclusivamente a la Autoridad Nacional Palestina. El asentamiento judío de Hebrón, con 700 habitantes, no es, ni mucho menos, de los más grandes de Cisjordania; eso sí, en apenas unos cientos de metros cuadrados, puede mostrar más que todos los libros de Historia del conflicto palestino israelí.

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