Washington, 3 ene (EFE).- El presidente electo de EE.UU., Barack Obama, instó hoy a los líderes del Congreso que se constituye el próximo martes a actuar con celeridad para aprobar un plan de estímulo económico que permita crear tres millones de trabajos.
"Independientemente de cómo llegamos a esta situación, los problemas que afrontamos hoy no son demócratas o republicanos", señaló el próximo inquilino de la Casa Blanca en su discurso semanal de los sábados, distribuido vía radiofónica e Internet.
"Son problemas de Estados Unidos y debemos aunar esfuerzos como estadounidenses para hacerles frente con la urgencia que requiere este momento", añadió.
Obama confirmó que se reunirá en Washington la próxima semana con líderes de ambos partidos para discutir los detalles del plan de estímulo, que según los cálculos de sus asesores podría oscilar entre los 675.000 y los 775.000 millones de dólares.
Está previsto que la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, obtengan información de primera mano de Obama mañana lunes.
"Economistas de ambos bandos del espectro político están de acuerdo en que si no actuamos con rapidez y rotundidad veremos una crisis económica mucho más profunda que podría traducirse en tasas de desempleo de más de dos dígitos", insistió Obama.
Estados Unidos destruyó unos dos millones de puestos de trabajo en el 2008, según las cifras preliminares, y Obama ha subrayado en numerosas ocasiones que la situación seguirá deteriorándose antes de comenzar a mejorar.
Los demócratas que controlan ambas cámaras del Congreso quieren que el plan de estímulo económico incluya medidas de alivio fiscal para la clase media e inversiones en escuelas, carreteras y otras infraestructuras.
Los estados que afrontan dificultades para financiar los servicios médicos para los más pobres recibirían también ayuda federal.
Pero los legisladores republicanos se muestran reacios e insisten en que el paquete de estímulo no debería de destinar demasiado dinero a proyectos financiados por el Gobierno.
Influyentes congresistas conservadores como el líder de la minoría republicana en el Senado Mitch McConnell son contrarios a una aprobación acelerada y creen necesario evaluar el paquete de estímulo con calma para asegurar que el dinero no se malgasta.
Obama detalló hoy en su discurso los principales objetivos del plan de estímulo, entre los que figura el duplicar la producción energética procedente de fuentes renovables y el mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos.
A eso se suma la reconstrucción de carreteras, puentes y escuelas en mal estado, la informatización del sistema sanitario, la modernización de centros escolares, laboratorios y bibliotecas y los recortes fiscales para la mayoría de estadounidenses.
El presidente electo destacó que el plan deberá de someterse a una estricta supervisión para asegurar que se alcanzan los objetivos fijados.
Hizo hincapié en que la iniciativa persigue la puesta en marcha de "inversiones estratégicas" a largo plazo.
"Estoy convencido de que si aunamos esfuerzos para buscar soluciones que beneficien no a los intereses de un partido o grupo, sino las aspiraciones de todos los estadounidenses, haremos frente a los desafíos de nuestro tiempo, al igual que las generaciones anteriores hicieron frente a los suyos", concluyó Obama.
El próximo presidente de EE.UU. llegó ayer a Chicago luego de pasar unos días de vacaciones en Hawai, y tiene previsto trasladarse mañana con su familia a Washington, un día antes de que sus hijas Malia y Sasha comiencen el colegio.
Los Obama residirán de forma temporal en el Hotel Hay-Adams, un edificio de lujo en estilo renacentista donde las habitaciones llegan a costar 6.000 dólares por noche.
La familia presidencial prevé mudarse el 15 de enero a la Casa Blair, una residencia oficial de invitados situada al otro lado de la calle de la que será su próxima residencia, la Casa Blanca, a la que llegará luego de tomar posesión del cargo el próximo 20 de enero.
"Independientemente de cómo llegamos a esta situación, los problemas que afrontamos hoy no son demócratas o republicanos", señaló el próximo inquilino de la Casa Blanca en su discurso semanal de los sábados, distribuido vía radiofónica e Internet.
"Son problemas de Estados Unidos y debemos aunar esfuerzos como estadounidenses para hacerles frente con la urgencia que requiere este momento", añadió.
Obama confirmó que se reunirá en Washington la próxima semana con líderes de ambos partidos para discutir los detalles del plan de estímulo, que según los cálculos de sus asesores podría oscilar entre los 675.000 y los 775.000 millones de dólares.
Está previsto que la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, obtengan información de primera mano de Obama mañana lunes.
"Economistas de ambos bandos del espectro político están de acuerdo en que si no actuamos con rapidez y rotundidad veremos una crisis económica mucho más profunda que podría traducirse en tasas de desempleo de más de dos dígitos", insistió Obama.
Estados Unidos destruyó unos dos millones de puestos de trabajo en el 2008, según las cifras preliminares, y Obama ha subrayado en numerosas ocasiones que la situación seguirá deteriorándose antes de comenzar a mejorar.
Los demócratas que controlan ambas cámaras del Congreso quieren que el plan de estímulo económico incluya medidas de alivio fiscal para la clase media e inversiones en escuelas, carreteras y otras infraestructuras.
Los estados que afrontan dificultades para financiar los servicios médicos para los más pobres recibirían también ayuda federal.
Pero los legisladores republicanos se muestran reacios e insisten en que el paquete de estímulo no debería de destinar demasiado dinero a proyectos financiados por el Gobierno.
Influyentes congresistas conservadores como el líder de la minoría republicana en el Senado Mitch McConnell son contrarios a una aprobación acelerada y creen necesario evaluar el paquete de estímulo con calma para asegurar que el dinero no se malgasta.
Obama detalló hoy en su discurso los principales objetivos del plan de estímulo, entre los que figura el duplicar la producción energética procedente de fuentes renovables y el mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos.
A eso se suma la reconstrucción de carreteras, puentes y escuelas en mal estado, la informatización del sistema sanitario, la modernización de centros escolares, laboratorios y bibliotecas y los recortes fiscales para la mayoría de estadounidenses.
El presidente electo destacó que el plan deberá de someterse a una estricta supervisión para asegurar que se alcanzan los objetivos fijados.
Hizo hincapié en que la iniciativa persigue la puesta en marcha de "inversiones estratégicas" a largo plazo.
"Estoy convencido de que si aunamos esfuerzos para buscar soluciones que beneficien no a los intereses de un partido o grupo, sino las aspiraciones de todos los estadounidenses, haremos frente a los desafíos de nuestro tiempo, al igual que las generaciones anteriores hicieron frente a los suyos", concluyó Obama.
El próximo presidente de EE.UU. llegó ayer a Chicago luego de pasar unos días de vacaciones en Hawai, y tiene previsto trasladarse mañana con su familia a Washington, un día antes de que sus hijas Malia y Sasha comiencen el colegio.
Los Obama residirán de forma temporal en el Hotel Hay-Adams, un edificio de lujo en estilo renacentista donde las habitaciones llegan a costar 6.000 dólares por noche.
La familia presidencial prevé mudarse el 15 de enero a la Casa Blair, una residencia oficial de invitados situada al otro lado de la calle de la que será su próxima residencia, la Casa Blanca, a la que llegará luego de tomar posesión del cargo el próximo 20 de enero.