LIMA.- Un alud ocasionado por las fuertes lluvias sobre el departamento peruano de Huánuco dejó por el momento 28 muertos y otra veintena de desaparecidos, según informaron las autoridades del país.
Los deslizamientos de tierra afectaron sobre todo a la localidad de Ambo (al este de Lima), donde 600 personas resultaron damnificadas y un centenar de viviendas quedaron destruidas, de acuerdo a los últimos datos facilitados por el Instituto Nacional de Defensa Civil.
Otras 50 personas habrían resultado heridas por la avalancha de lodo y piedras, y por la crecida de los ríos Huertas y Huallaga, que arrastró a decenas de personas.
Los equipos de emergencia —policías, personal médico y efectivos del ejército desplazados a la zona— buscan además a otras 25 personas que permanecen desaparecidas, informaron las autoridades.
El Instituto Nacional de Defensa Civil dijo que la ayuda ya empezó a llegar a Ambo en forma de tiendas de campaña, mantas y alimentos.
Según la agencia de noticias estatal, Andina, los damnificados se encuentran en un albergue provisional instalado en una iglesia, donde reciben alimentación y atención médica.
Para este viernes está prevista la visita de Javier Velásquez Quesquén, presidente del Consejo de Ministros de Perú, que celebró una reunión de gobierno para analizar la asistencia humanitaria y logística a los afectados.
El ejecutivo anunció que también podría desplazarse a la zona el presidente, Alan García, aunque no especificó cuándo sería este viaje.
Fuertes lluvias
El de Ambo es el segundo alud que causa víctimas mortales en esta semana. Este jueves cinco personas murieron por los derrubios en la ciudad de Cancejos.
Y el resto de Perú ha vivido una temporada de lluvias especialmente intensa en lo que va de año. Las precipitaciones más torrenciales dejaron a finales de enero a unas 80.000 personas sin hogar en el departamento de Cusco.
Como informó el corresponsal de la BBC en Perú, Dan Collyns, aquellas lluvias provocaron además importantes daños materiales.
Más de 3.000 viviendas resultaron destruidas, así como vías y puentes, y la administración regional de Cusco calculó que las pérdidas ascendieron a unos US$180 millones.
Una de las zonas afectadas fue la ciudadela inca de Machu Picchu, el principal destino turístico del país, que reabrió finalmente este jueves después de dos meses cerrada al público por los destrozos en la vía férrea que comunica Cuzco con el sitio arqueológico.
Otras 50 personas habrían resultado heridas por la avalancha de lodo y piedras, y por la crecida de los ríos Huertas y Huallaga, que arrastró a decenas de personas.
Los equipos de emergencia —policías, personal médico y efectivos del ejército desplazados a la zona— buscan además a otras 25 personas que permanecen desaparecidas, informaron las autoridades.
El Instituto Nacional de Defensa Civil dijo que la ayuda ya empezó a llegar a Ambo en forma de tiendas de campaña, mantas y alimentos.
Según la agencia de noticias estatal, Andina, los damnificados se encuentran en un albergue provisional instalado en una iglesia, donde reciben alimentación y atención médica.
Para este viernes está prevista la visita de Javier Velásquez Quesquén, presidente del Consejo de Ministros de Perú, que celebró una reunión de gobierno para analizar la asistencia humanitaria y logística a los afectados.
El ejecutivo anunció que también podría desplazarse a la zona el presidente, Alan García, aunque no especificó cuándo sería este viaje.
Fuertes lluvias
El de Ambo es el segundo alud que causa víctimas mortales en esta semana. Este jueves cinco personas murieron por los derrubios en la ciudad de Cancejos.
Y el resto de Perú ha vivido una temporada de lluvias especialmente intensa en lo que va de año. Las precipitaciones más torrenciales dejaron a finales de enero a unas 80.000 personas sin hogar en el departamento de Cusco.
Como informó el corresponsal de la BBC en Perú, Dan Collyns, aquellas lluvias provocaron además importantes daños materiales.
Más de 3.000 viviendas resultaron destruidas, así como vías y puentes, y la administración regional de Cusco calculó que las pérdidas ascendieron a unos US$180 millones.
Una de las zonas afectadas fue la ciudadela inca de Machu Picchu, el principal destino turístico del país, que reabrió finalmente este jueves después de dos meses cerrada al público por los destrozos en la vía férrea que comunica Cuzco con el sitio arqueológico.